¿Por qué gruñe mi perro?

¿Por qué me gruñe mi perro cuando lo regaño? o ¿por qué gruñe mi perro cuando lo acaricio? o ¿por qué un perro gruñe a su dueño?. 

El gruñido es un herramienta de comunicación canina que debemos de entender y predecir para evitar situaciones desagradables.

Para contestar a esta pregunta tenemos que empezar entendiendo que si nuestr@ perr@ nos ha gruñido hemos obviado un montón de señales previas. Señales más sutiles que nos informan de que el animal se encuentra incomodo y/o tiene miedo ante una situación.

Aunque os voy a nombrar algunas de ellas os recomiendo que compréis el libro de Turidd Ruggas “Señales de calma” y luego dediquéis algo de tiempo a observar a los perros que os encontréis.

Actualmente no está probado que estás señales se den para calmar o apaciguar sino para dar a entender descontento o molestia. Lo que si es cierto es que son numerosas y difíciles de reconocer sino se conocen.

Dedica tiempo a entender a tu perr@

Señales de incomodidad y secuencia de agresividad

Doggie language
Lenguaje corporal canino. Ilustración de lili.chin

Aunque son variadas todas ellas están enfocadas a indicar que la situación en la que se encuentra el animal no le gusta. A parte de no gustarle está intentando ponerla fin sin originar un conflicto mandando esas señales.

  • Girar la cabeza.
  • Desviar la mirada.
  • Relamerse.
  • Jadear.
  • Irse.
  • Esconderse.
  • Olisquear sin motivo aparente.
  • Encogerse y/o meter el rabo entre las patas (intentar parecer más pequeño).
  • Erizamiento del pelo del lomo.
  • Quedarse muy quieto.
  • Andar muy lento.
  • “Sonreír”.

No todos los perros presentan todas las conductas ya que no dejamos de hablar de individuos. Por esta razón, es fundamental que pasemos tiempo observando a nuestr@ perr@.

Si todas estas conductas se obvian el animal se verá en la necesidad de probar otras estrategias más llamativas como:

  • Levantar los belfos.
  • Gruñir.

En demasiadas ocasiones la reacción del propietario es reprender al animal de manera verbal y/o física con el fin de eliminar ese tipo de comportamiento. Lo que pasa con más asiduidad es que al ser ignorado y castigado, tarde o temprano, el perro se ve en la necesidad de probar otras estrategias.

Ninguna conducta de incomodidad o agresividad debe de ser castigada

Las siguientes conductas que aparecen son aún más llamativas e implican un mayor riesgo físico para los que conviven con el animal:

  • Lanzar la boca.
  • Morder.

Ambas pueden llegar a provocar más o menos daños físicos y, degeneran enormemente el vínculo perro-propietario. Traen consigo problemas de comportamientos graves que requieren un tratamiento especializado. Este tratamiento es tan largo como tiempo lleve el problema instaurado.

Por lo tanto, es imprescindible dedicar tiempo a entender la comunicación corporal que utiliza nuestr@ compañer@ pelud@. Poco a poco se aprende a reconocer que momentos e interacciones son desagradables para nuestr@ perr@ e inclusive aquellas que provocan miedo.

Accede a tu cuenta